Helico y yo nos adentramos en aquella mina, era oscura y fría, infestada de seres sucios esclavos de los Balaur. Al poco, nos topamos con Ino, estaba encerrada. Ella, nos hizo saber que lo malo no era su secuestro, sino el portal que estaban haciendo para los Balaur.
Pero para poder invocar a los Balaur, debían activar el portal, y para hacerlo necesitaban la energía de unos canalizadores los cuales debíamos destruir.
Después de un rato abriendo paso a través de la mina, por fin, llegamos a la sala final, donde en lo alto había un gran portal rojo, y tres canalizadores.
Era difícil llegar a ellos, estaba lleno de Kobolds y Krall, así que poco a poco los eliminamos uno a uno y desactivamos los canalizadores.
Al llegar al portal, un Krall lo bastante fuerte como para ser el jefe de todos aquellos, protegía el portal. Fue sencillo, con mi invocación y el gran ataque de Helico lo derribamos en un santiamén. Justo después destrozamos el portal. Poeta ya no estaba en peligro.
Al salir de allí, volvimos a Poeta a darle nuestro informe a Kalio, y por sorpresa la gente de la Villa de Akarios nos rodeó aplaudiendo y alagando.
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Habitantes, mercaderes de Poeta, Kalio e Izaris |
Tanto a Helico como a mí, Kalio nos dió una recompensa.
Poeta estaba a salvo, ahora era un lugar tranquilo donde vivir. Y nosotros nos habíamos convertido en los Protectores de Poeta.
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