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La villa de Tolbas |
Al norte de la granja de Belbua, había un pequeño pueblo llamado Tolbas, al lado de un pequeño afluente del río Ellun, separando la explanada de la granja de las minas Dukkaki.
Yo seguía el libro que me dio Spatalos, mi guía de misiones de Verteron. Pero en ella no aparecía Cannon, un niño pequeño, pastor, que había perdido a su más preciado amigo, Poppy un cerdo.
Entre lágrimas y sollozos, me suplicó que le ayudase a encontrar a su fiel amigo, y que la última vez que lo vio fue en las minas Dukkaki.
Compré pociones, pergaminos, y demás objetos para poder defenderme bien en las minas.
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Minas Dukkaki |
Afrontamos la batalla como nadie, en busca del cerdito Poppy.
No había manera, tan sólo veíamos más y más Krall dirigiendo a los Kobolds, que sin cesar, extraían Odium, para refinarlo y llevárselo a los Balaur, como en Poeta...
Una de mis misiones era encontrar el Sello perdido de Tolbas. Tenía el lugar señalado en el mapa, y fuimos hacia allí.
Atravesamos las minas enteras y llegamos al lugar indicado, allí había un Shugo encarcelado y basura amontonada.
Metimos los brazos intentando buscar el Sello, pero no había manera... así que decidimos preguntarle al Shugo.
Gaphyrk era su nombre, él nos dijo que nos ayudaría a encontrar el sello del pueblo, pero no sin antes atraer a su jaula a Mimiti, si gran amor.
Los Kobolds eran muy agresivos, así que con acercarnos un poco a Mimiti, y de vez en cuando ir lanzándole un par de páginas de mi libro, había más que suficiente.
Llevamos a Mimiti al lado de Gaphyrk, y éste se le declaró, y Mimiti, como respuesta le dijo que era imposible, pues él era un Shugo y ella un Kobold, y que su amor era imposible.
Gaphyrk quedó destrozado, pero parecía tener esperanzas. Aún así nos dijo como y donde rebuscar en el montón de basura para encontrar el Sello.
Después de encontrarlo, seguimos nuestra búsqueda porcina.
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Asentamiento Dukkaki |
Pero sin éxito al encontrar al maldito cerdo. Cuando sobre una montaña, Helico vio unos grandes calderos.
Abrí mi guía de misiones, y en ellas se nombraban estos calderos. Aquí es donde los Krall metían el Odium y lo refinaban para luego llevárselo a los Balaur.
La zona apestaba, era asqueroso, hasta cogí una pequeña bronquitis. Nada grave, pero tuve que ponerme un pequeño pañuelo en la boca, para no pegarle el virus a Helico.
Derrotamos a un Krall que vigilaba los calderos, fué muy facil, pues su arma era un gran cucharón de palo, y luego hicimos explotar el fluido de Odium que estaba dentro de los calderos.
Al bajar de la montaña de los calderos, vimos a unos Kobolds que corrían con unos cuencos en busca de comida. Los seguimos y dimos a parar con un Cocinero Kobold, que pensaba cocinar a Poppy! Pobre cerdo... Yo no iba a salvarlo, ¿para qué? al fin y al cabo a todo cerdo le llega su San Martín. Pero era demasiado tarde, Helico ya estaba matando al cocinero y a los Kobolds que hacían cola por un plato de comida. Me tocó pringarme la ropa de barro...
Además de cerdo, y sobre todo bien alimentado, era ciego. No había quien cogiese en brazos a esa mula, así que teníamos que hacer lo que fuera para que nos siguiese.
Ni llamándolo, ni silbando ni nada, hasta que se me ocurrió decir: ¡Comida gorrino! Ven que tengo comida! Vaya si corrió, casi me come a mi. Menudo cerdo...
Después de un ajetreado viaje hasta Tolbas, Cannon se reencontró con su fiel amigo Poppy, quien sin pensarselo dos veces, corrió hasta su abrevadero a comer.
Cuando se llenó bien la panza saludó a su preocupado amigo Cannon.
Mi camino no terminaba aquí, yo aún tenía más misiones, y la siguiente era dirigirme hacia el Pantano Contaminado.
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